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Hans-Peter Feldmann, Stamps with Paintings, 2014Hans-Peter Feldmann, Stamps with Paintings, 2014

Feldmannía

Dicen que el padre de Hans-Peter Feldmann regentaba una tienda que recibía mucho correo a diario. Las imágenes de los sellos llamaban mucho la atención del pequeño Feldmann, quien las recortaba y las iba coleccionando en libritos. Actualmente en la galería ProjecteSD de Barcelona expone Stamps with Paintings, una colección de 150 sellos que representan imágenes de desnudos femeninos en la historia del arte.

No es la mejor ni la más emblemática obra del artista, pero esperaba esta exposición suya con la misma emoción de quien espera el último disco de su grupo preferido. Porque Feldmann es uno de mis artistas preferidos. Me recuerda una buena época vendiendo sus libros en la librería Koenig Books de Londres -la librería es una filial del gran imperio Walter König Buchhandlung con sede en Colonia. Son los únicos que publican a Feldmann-. ¿Por qué siento un afán casi irracional de consumir y coleccionar a este coleccionador, de mostrar sus libros cuando tengo cualquier tipo de visita en casa y de tener postales suyas por todas partes? Lo que sigue podría ser un decálogo de por qué visitar la exposición en ProjecteSD, o una confesión por partes de por qué me resulta imprescindible el trabajo de este artista.

I. Porque puede convertir algo tan banal y aburrido como una colección de sellos en un interesante viaje por el siglo xx. Una gran parte de los sellos expuestos en Stamps with Paintings son de los años setenta, de países donde actualmente está completamente prohibido mostrar un desnudo femenino. La arqueología de lo banal de Feldmann presta particular atención a la influencia que las imágenes tienen en nosotros, a las categorías que ordenan nuestra percepción, a los mecanismos de inclusión y exclusión que utilizamos, aunque nunca los hagamos explícitos. Para mi, eso es arte político.

II. Porque su obra es pura narrativa sin escribir una sola palabra: tanto en el libro Die Toten (Los muertos, 1967-1993) en que investigó a conciencia durante una serie de años quién exactamente había perdido la vida como consecuencia de la Red Army Fraction, ya fueran policías, chóferes o los propios terroristas, como en 100 Jahredonde fotografió a 101 personas de edades distintas, desde los ocho meses a los 100 años, realizando un maravilloso retrato colectivo.

III. Porque él también es un coleccionista, tanto de imágenes —por ejemplo a través de las pequeñas publicaciones llamadas Bilder que realiza desde 1968— como de cualquier tipo de objeto, sin establecer jerarquías de valor.

IV. Por su rechazo, ya sea de manera inocente o voluntaria, al ajetreo del mundo del arte. En Another Book(2010) su editora Helena Tatay explica como en los años noventa si le proponían exponer en, por ejemplo, Los Ángeles sin conocer al comisario, lo rechazaba porque decía que estaba muy lejos y no conocía a nadie allí. Quizá si entre el comisario en cuestión y él empezase una amistad, encontraría un motivo para visitar la ciudad.

V. Porque no da entrevistas. Y cuando accede a hacerlo, con Hans Ulrist Obrist, responde a las preguntas con imágenes y las convierte en una publicación llamada Interview (2009).

VI. Porque absolutamente todos los catálogos de exposiciones que realiza, ya sea en instituciones grandes o pequeñas los convierte en libros de artista que diseña él mismo.

VII. Porque no firma sus obras, ni tienen fecha exacta ni número de edición, y si compras una obra suya te envía personalmente una carta escrita a mano dándote las gracias. Y las compañías de seguros y los coleccionistas lo aceptan sin rechistar.

VIII. Porque me hizo descubrir los collages de Hannah Höch, la dadaísta alemana que criticó la imagen frívola de la mujer en las revistas y que realizaba espléndidos fotomontajes. Su libro Album, publicado por Hatje Cantz en 2004, vendría a ser uno de los antecesores de los Bilder de Feldmann.

IX. Porque a su vez, ha influenciado a gran cantidad de artistas más jóvenes que él que han trabajado a partir de la serialidad y la repetición de lo banal.

X. Porque en 2010 el Museo Reina Sofía le hizo una retrospectiva y no me gustó. Tal vez por las expectativas creadas, o porque ya había visto tanto trabajo suyo en los libros que no me sorprendía verlo expuesto. En realidad era porque la obra de Hans-Peter Feldmann no tiene aura.

Publicado en A*Desk, 20.02.2014